martes, 4 de junio de 2013

Sobre libros y situacionismo, 2011


Nació en 1999, en Buenos Aires, en el número 531 de la Calle Humberto I. Ni su título "Una Buenos Aires de novela", ni su padre con forma de editorial, "Sudamericana", hacían presagiar nada de su futuro situacionista. De él, al nacer, no se esperó nada, no más que acabar en una de tantas librerías porteñas para, con suerte, permanecer el resto de su vida en algún gris anaquel de aglomerado de madera en casa de quién sabe qué desabrida casa de clase media. Pero algo ocurrió. De entre todos sus hermanos fue elegido para representarlos en tierras del Norte. Aquí comienza su deriva. En algún momento del año 2000 o 2001, tomó un avión en el Aeropuerto de Ezeiza y cruzó de sur a norte el continente para acabar en su destino adoptado; apenas una decena de cachos. La biblioteca Pública de Brookyn, en su sede de Sunset Park, en la 5198 Fourth Avenue, lo aguardaba ansiosa. Al llegar, cumplieron con los trámites de entrada; le tatuaron un código en el lomo y en su espalda, SPA 860.932 B, le etiquetaron y le entregaron su nuevo documento de identidad con forma de barras. Era ya ciudadano americano. Al ocupar su sitio se sintió como en casa, rodeado de compañeros sudamericanos y españoles, todos con similar código tatuado.
En junio de 2001, cumpliendo por primera vez con la tarea para la que fue desplazado a Nueva York, se le retiró por primera vez de su anaquel. Hay constancia de que empredió tres desplazamientos temporales durante el periodo comprendido entre junio de 2001 a agosto de 2002. No es muy difícil suponer que el destino fueron las viviendas de tres inmigrantes argentinos, o quizás de ciudadanos americanos estudiantes de castellano. Es justo en esta última fecha cuando se pierde su pista.
Pasarán casi 10 años, ya diciembre de 2011, cuando, un jovenzuelo español obstinado con viajar a Buenos Aires, lo descubre mediante un servidor de búsqueda por internet. En ese momento se encuentra en una librería de la localidad Mishawaka, en el Estado de Indiana, a mil kilómetros de la biblioteca neoyorkina de la que presumiblemente alguien lo extrajo ilegalmente para posteriormente ponerlo en venta en el mercado de segunda mano.
El día 3 de enero, “Un Buenos Aires de novela” se factura en un contenedor con destino a Madrid desde el puerto de Boston, comenzando, sin aún saberlo, y tras algún cacho más acumulado, el viaje de regreso a su ciudad natal. 

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