Nació en 1999, en Buenos Aires, en el número 531 de la Calle
Humberto I. Ni su título "Una Buenos Aires de novela", ni su padre
con forma de editorial, "Sudamericana", hacían presagiar nada de su
futuro situacionista. De él, al nacer, no se esperó nada, no más que acabar en
una de tantas librerías porteñas para, con suerte, permanecer el resto de su
vida en algún gris anaquel de aglomerado de madera en casa de quién sabe qué
desabrida casa de clase media. Pero algo ocurrió. De entre todos sus hermanos
fue elegido para representarlos en tierras del Norte. Aquí comienza su deriva.
En algún momento del año 2000 o 2001, tomó un avión en el Aeropuerto de Ezeiza
y cruzó de sur a norte el continente para acabar en su destino adoptado; apenas
una decena de cachos. La biblioteca Pública de Brookyn, en su sede de Sunset
Park, en la 5198 Fourth Avenue, lo aguardaba ansiosa. Al llegar, cumplieron con
los trámites de entrada; le tatuaron un código en el lomo y en su espalda, SPA
860.932 B, le etiquetaron y le entregaron su nuevo documento de identidad con
forma de barras. Era ya ciudadano americano. Al ocupar su sitio se sintió como
en casa, rodeado de compañeros sudamericanos y españoles, todos con similar
código tatuado.
En junio de 2001, cumpliendo por primera vez con la tarea
para la que fue desplazado a Nueva York, se le retiró por primera vez de su
anaquel. Hay constancia de que empredió tres desplazamientos temporales durante
el periodo comprendido entre junio de 2001 a agosto de 2002. No es muy difícil
suponer que el destino fueron las viviendas de tres inmigrantes argentinos, o
quizás de ciudadanos americanos estudiantes de castellano. Es justo en esta
última fecha cuando se pierde su pista.
Pasarán casi 10 años, ya diciembre de 2011, cuando, un
jovenzuelo español obstinado con viajar a Buenos Aires, lo descubre mediante un
servidor de búsqueda por internet. En ese momento se encuentra en una librería
de la localidad Mishawaka, en el Estado de Indiana, a mil kilómetros de la
biblioteca neoyorkina de la que presumiblemente alguien lo extrajo ilegalmente
para posteriormente ponerlo en venta en el mercado de segunda mano.
El
día 3 de enero, “Un Buenos Aires de novela” se factura en un contenedor con
destino a Madrid desde el puerto de Boston, comenzando, sin aún saberlo, y tras
algún cacho más acumulado, el viaje de regreso a su ciudad natal.
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