Realización y postproducción: Pedro Stipetic.
Textos y voces: Palo Pavía y Pedro Stipetic.
Grabado en: Lyon, Avignon, Montpellier y Villeneuve-lès-Maguelone en julio de 2013.
TEXTOS:
1, 2 y 3
Nos hicisteis de piedra y luz
de estrechos caminos
dirigidos al corazón de la cueva.
Nos creímos libres y bellos
en vuestros intestinos,
dichosos.
Si hubiéramos, entonces,
levantado los ojos…
4
Nos conformamos con sentir
la luz y el calor
desde nuestras cárceles,
pensándonos lejanos y mágicos,
Inmortales.
No comprendimos nada.
5
Nos regalasteis las noches
y las catedrales,
los ruidos cotidianos y
la luz de las estrellas,
las caricias, los guiños,
las heridas en el vientre.
La música, también,
a todo volumen,
impidiéndonos oír
vuestras carcajadas.
6 y 7
Cómo pudimos creer
en nuestros propios cuerpos,
cómo en las cabezas de bronce
y en las lluvias torrenciales.
8, 9, 10, 11, 12 y 13
Permanecimos como imágenes
dentro de la cueva,
como hologramas
rodeados de ciudades inmóviles
y pararrayos,
como autómatas
de felicidad mecánica y
descompuesta.
Entonces, cuando nadie quería
comprender nada,
cuando hablar del exterior
se castigaba con la mofa
y el cadalso.
14
Nos rodeamos de vuestras imágenes
y os llamamos dioses.
Tan fieles os fuimos
que abrimos nuevas cuevas,
por resultarnos intolerablemente
luminosa y calida
vuestra presencia.
15
Para no dudar
inventasteis la sabiduría.
Desde entonces,
todos nuestros ojos
os rindieron culto.
16, 17, 18 y 19
Compusimos himnos, banderas.
Tallamos iconos y templos.
Establecimos rojos en el calendario
y liturgias de sacrificio.
Toda orgía era poca
para celebraros.
20, 21 y 22
Guiados
como siempre hemos vivido,
entre las cuatro paredes
de la cueva,
por vuestros dedos, hilos,
estrobos…
23, 24, 25 y 26
Construisteis con hormigón y huesos
nuestro vacío, y le llamamos Universo.
Nunca creímos que pudieran existir
cuchillos y dientes con los que poner en duda
la estructura de la cueva.
27, 28 y 29
Llegan las noches
y nos recuerdan que no sabemos dormir.
Con la cuchilla en
la mano
buscaremos las
venas,
pero ya no tendremos
sangre
que salvar.
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